Laura Pretto Vargas

El orgullo es una declaración audaz, compleja y profundamente personal.

 

En esta pieza, naranjas vibrantes y azules saturados se fusionan y se funden, evocando la carga emocional de la reivindicación de la autoestima. Cada color vibra con intención: la intensa calidez del naranja evoca confianza y fuego interior, mientras que los azules profundos ofrecen una serena reflexión, revelando la interacción entre fuerza y vulnerabilidad.

 

Gotas caen como emociones no expresadas: dolor, liberación, resiliencia. Debajo de todo, la suave corriente rosa subyacente sirve como un tranquilo cimiento de amor y aceptación, una base sobre la que se despliegan las complejidades de la identidad.

 

Para mí, el Orgullo no se trata de ego. Se trata de auto-reconocimiento: el tipo de valor que no depende de los aplausos. A diferencia de la autoestima, que a menudo se moldea por los éxitos externos, la autoestima es más profunda. Se trata de saber que eres suficiente incluso cuando el mundo se olvida de recordártelo.

 

Esta pintura transmite esa tensión. Contiene la tormenta y la quietud. El caos y la claridad.

 

El orgullo es a la vez personal y universal: un espejo para cualquiera que alguna vez haya cuestionado su valor… y haya encontrado el coraje para decir que pertenezco aquí.