Laura Pretto Vargas

Cosmos es una sinfonía visual de caos y asombro: un portal hacia las energías invisibles que laten más allá de la percepción. Pinceladas ondulantes de magenta, lavanda y blanco perla danzan sobre el lienzo como nebulosas formándose en el espacio profundo, mientras que audaces salpicaduras de naranja incandescente rasgan el silencio como erupciones solares.

 

Esta pintura no representa el cosmos que vemos, sino el que sentimos: el universo emocional y energético que habita en nuestro interior. Habla de los misterios que llevamos en el cuerpo: creación, destrucción, expansión y ritmo. El movimiento es eléctrico, errático, vivo. Las capas se superponen como galaxias en movimiento, sugiriendo distancia e intimidad, materia y memoria.

 

Las superficies texturizadas y las marcas espontáneas evocan un estado de transformación: un momento suspendido entre la explosión y la quietud. En su caos, hay estructura; en su desorden, una extraña armonía. Cosmos nos recuerda que nosotros también estamos hechos de polvo de estrellas: brillantes, impredecibles e infinitos en nuestro devenir.

 

Es una pintura sobre la escala: la inmensidad de la emoción, la inmensidad del espacio y cómo ambas a menudo se reflejan entre sí.